Amar es orar y dialogar con la zona más profunda de tu ser. Es dibujar horizontes de luz en el amanecer y cuando atardece. Es descubrir que aunque existan montañas de por medio, tu amor, tu luz, tu amistad, tu oración... llegan hasta el infinito.
Orar es Amar porque amar es trato de amistad con Dios que nos busca. Por muy oscuro que esté podemos tocar a Dios por dentro y mirar con fe los prodigios de amor que llevamos por dentro. Es dejarse tocar y acariciar por esa misma oscuridad de la necesidad de sentirse amado para que sólo Dios nos mire con la claridad de su luz. Es la sabiduría hermosa de la luz inteligente de Dios que nos acompaña y nos anima.
Es volver a entrar ya no como un desconocido, sino procurar muchas veces quedarse dentro para ver horizontes nuevos, llenos de luz admirable; claridad para la memoria y el entendimiento.
Iván de Jesús Mora Pernía
Caracas, 27 de mayo 2007. Pentecostés (Venezuela)